Siglos XIX y XX
Es interesante observar cómo la economía se fue transformando adaptándose a los hechos históricos. A partir de este momento en la historia, los estudiosos se irán interesando en los siguientes aspectos:
- El conocimiento de los mercados y precios relativos, es decir, de la explicación de fenómenos como la oferta y la demanda de bienes.
- La importancia de la utilidad para los consumidores.
- La escasez relativa de los bienes.
- Los motivos en las elecciones de todos los agentes económicos (consumidores y productores, trabajadores y empresarios).
- Los conceptos de marginalidad o de variación entre movimientos de conceptos tales como utilidad, costos, beneficios y productividad, entre otros.
Escuela Neoclásica
En el último tercio del siglo XIX y principios del XX, apareció la llamada Escuela neoclásica de economía que cambió el enfoque del concepto de riqueza económica. Aunque, en esencia, se seguían aceptando las ideas del liberalismo económico de los autores clásicos ingleses -sobre todo John Stuart Mill- con la Teoría objetiva del valor, que definía como fuente de la riqueza al trabajo, se llega a una Teoría subjetiva del valor que encuentra el sustento de esa misma riqueza en las preferencias de los individuos y en el comportamiento de los agentes económicos. Los especialistas transitan de explicaciones de la riqueza económica apoyadas en el valor del trabajo a otras que tienen como referencia la escasez de los recursos y sobre todo las conductas de los individuos y los empresarios: gustos, preferencias y expectativas.
La economía se llamó así desde la Antigüedad clásica griega y hasta el siglo XVI cuando surge el mercantilismo y modifica su nombre a economía política hasta principios del siglo XX. Sin embargo, esto cambia con los neoclásicos, pues esta disciplina científica se llama a partir de esta corriente, simplemente Economía (Economics). ¿Y por qué este cambio? se ha dicho que ocurrió con el fin de profundizar en el objeto propio de este saber, es decir, el conocimiento de la conducta propiamente económica y de las elecciones ante el problema de la escasez, en otras palabras, para avanzar en una teoría más autónoma de lo económico y de esta forma aislar los factores “no propiamente económicos” por ejemplo, los filosóficos, políticos, jurídicos, morales e históricos.