La psicología estudia el comportamiento y los procesos mentales de los seres humanos, lo que sugiere que las conductas y los procesos mentales deben variar entre los individuos. En el estudio del desarrollo y de las diferencias entre los individuos está presente el viejo debate naturaleza-crianza.

Para el punto de vista naturalista (genético), un individuo puede heredar tendencia a ser agresivo: la Biología determina la conducta del niño. Para el punto de vista de la crianza (ambiental), el individuo obtiene mucha atención de sus padres cuando se comporta mal, por lo tanto, exhibe esa conducta por que le gusta que le presten mucha atención. Así, el ambiente del individuo determina su conducta. Sin embargo, la mayoría de los psicólogos cree que ambos factores, naturaleza y crianza (herencia y medio ambiente), juegan un importante papel en el moldeamiento de la mente y el comportamiento. Observa los factores de influencia en el desarrollo.

El desarrollo está sujeto a muchas influencias: las características con las que se nace y los efectos de las experiencias y aprendizajes que se van teniendo. Así, nacemos con ciertas características internas que provienen de nuestra herencia genética y también estamos expuestos a las influencias externas que marcan nuestras vivencias personales. Lo realmente importante de saber es que al conjuntarse herencia, medio ambiente e individuo tenemos como resultado sujetos biopsicosociales.

Un ejemplo, por demás notable, de la interacción de los aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales lo tenemos en aquello que llamamos inteligencia. La inteligencia ha sido, desde hace más de un siglo, un tema recurrente de la psicología científica. Con los avances de la psicometría y la incorporación de la estadística en la investigación psicológica se llegó a una solución muy práctica: el concepto de cociente intelectual, el cual no es más que una relación aritmética, entre la edad mental del sujeto y su edad cronológica, multiplicada por 100. Un niño con una edad cronológica de 10 años que califica en un test de inteligencia como un niño de 14 (su edad mental), tendrá un C. I. de 14/10 x 100 = 140, en el caso inverso un niño de 14 años con edad mental de 10, tendrá un C. I. de 10/14 x 100 = 71, donde el 100 representa la calificación media de la población, por lo que se considera como inteligencia promedio el C. I. de 90 a 110.

Posteriormente, a finales de los 60’s, R. B. Catell, reconoció que estudiar la inteligencia de los adultos resultaba más complicado que la de los niños, ya que éstos presentan mayor diversidad de habilidades intelectuales, por lo que propuso dos categorías de inteligencia: la inteligencia “fluida” y la inteligencia “cristalizada”. La inteligencia fluida incluye la habilidad para percibir relaciones, formar conceptos y razonar de manera abstracta, depende del desarrollo neurológico y está relativamente libre de la influencia educativa y cultural. La inteligencia cristalizada incluye la habilidad para recordar y usar la información previamente aprendida, depende de la educación, la experiencia y la cultura.

Actualmente se piensa, que más allá de una posición estadística o un evento bidimensional, la inteligencia es un conjunto sumamente versátil de formas diferenciadas de procedimientos para hacer las cosas. La inteligencia es la suma de nuestras potencialidades, las cuales dependen de nuestra maduración neurológica, el contexto ambiental en que nos desarrollamos y nuestras características y estilos cognoscitivos y afectivos.

De acuerdo con Howard Gardner, autor de la teoría de las inteligencias múltiples, existen, al menos, nueve diferentes inteligencias:

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  Inteligencia lingüística

  

  La inteligencia lingüística tiene que ver como su nombre lo indica, con el uso del lenguaje, tanto oral como escrito. Incluye: riqueza de vocabulario, comprensión del significado de un texto o discurso, se manifiesta en la conversación, la lectura y la producción de textos. Sor Juan Inés de la Cruz, Octavio Paz y Carlos Fuentes, son ejemplos de personas con una extraordinaria inteligencia lingüística.

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  Inteligencia espacial

  

  La inteligencia espacial se refiere a la capacidad de orientación geográfica, el uso de imágenes y representaciones gráficas del espacio. Se manifiesta en la percepción visual activa del ambiente, la representación del espacio y el manejo simbólico de imágenes en tercera dimensión. Se relaciona con la producción arquitectónica, el diseño gráfico, la escultura y la pintura. Leonardo da Vinci y Miguel Ángel poseían una inteligencia espacial excepcional.

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  Inteligencia intrapersonal

  

  La inteligencia intrapersonal se refiere al reconocimiento de los propios sentimientos, la conciencia y autoconocimiento de lo que se es, los potenciales y limitaciones personales. Se manifiesta en el autocontrol emocional, el altruismo y la definición de un proyecto personal de vida. Es el equilibrio entre el yo real y el yo ideal.

  Gardner considera a Sigmund Freud como uno de los más conspicuos representantes de esta inteligencia.

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  Inteligencia musical

  

  La inteligencia musical incluye habilidades de apreciación en la estructura de la música: ritmo, melodía, tempo, timbre, tono. Se manifiesta en la ejecución de instrumentos, el canto y la composición.

  Grandes inteligencias musicales fueron Beethoven y Mozart, y más recientemente Jimmy Page y Robert Plant.

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  Inteligencia cinético-corporal

  

  La inteligencia cinético-corporal es aquella que tiene que ver con el control consciente del movimiento corporal, es el uso eficiente y estético de la estructura músculo-esquelética que se manifiesta en actividades físicas como el deporte, la danza y el propio lenguaje corporal.

  Deportistas como Ana Gabriela Guevara, bailarinas como Isadora Duncan y actores como Anthony Hopkins poseen un enorme talento en este tipo de inteligencia.

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  Inteligencia ecológica

  

  La inteligencia ecológica tiene que ver con la interacción y aprecio por la naturaleza, implica la capacidad de entender el funcionamiento del medio ambiente y sobre todo de los seres vivos. Un ejemplo muy notable de esta inteligencia lo tenemos en Charles Darwin, creador de la teoría de la evolución de las especies, y más recientemente en James Lovelock, creador de la hipótesis Gaia.

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  Inteligencia lógico-matemática

  

  La inteligencia lógico-matemática es, por supuesto, aquella relacionada con el manejo de números y fórmulas, axiomas y representaciones abstractas. Incluye razonamiento inductivo, deductivo y analógico. Se manifiesta en el cálculo de relaciones complejas y en el pensamiento científico. Albert Einsten es un extraordinario ejemplo de esta inteligencia.

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  Inteligencia interpersonal

  

  La inteligencia interpersonal se manifiesta en la capacidad para comunicarse y establecer relaciones productivas con los demás, trabajar en equipo y de manera cooperativa. Supone empatía, así como capacidad para percibir los sentimientos y motivaciones de los demás. Mahatma Ghandi es un excelente ejemplo de inteligencia interpersonal.

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  Inteligencia filosófica

  

  La inteligencia filosófica es seguramente la más difícil de describir, es aquella relacionada con la exploración del sentido de la vida, la trascendencia de existir y el devenir del Universo. Se manifiesta en actividades profundamente espirituales como la teología y la reflexión transpersonal. Los grandes pensadores metafísicos como San Agustín y los monjes budistas tibetanos, pueden ser ejemplos de la aplicación de este tipo de inteligencia.

Un último ejemplo que comentaremos en este apartado sobre la inteligencia es la teoría triárquica de la inteligencia exitosa postulada por Robert Sternberg. Este autor entiende a la inteligencia como producto de la interacción de tres elementos: el elemento componencial, el elemento experencial y el elemento contextual. De acuerdo con Sternberg las personas con inteligencia exitosa son aquellas que tienen habilidades para lograrlo de acuerdo a su propia definición de éxito, dentro de su contexto socio-cultural. El éxito se logra identificando y capitalizando fortalezas y corrigiendo y compensando debilidades, con el fin de adaptarse, seleccionar o modificar el entorno.

Lo anterior requiere de un equilibrio de habilidades analíticas, creativas y prácticas, las cuales corresponden a los elementos: componencial, experiencial y contextual, respectivamente. Su teoría concibe a la inteligencia como una forma de desarrollar competencias y a las competencias como una forma de desarrollar pericias. Por lo que considera que la inteligencia es más bien modificable que estática.

En sus trabajos de inteligencia exitosa, Sternberg señala que el sujeto inteligente no propone fórmulas ni determina nada; simplemente incuba. Cuando un sujeto se enfrenta a un problema lo debe analizar detenidamente (elemento componencial) y luego usar una estrategia creativa (elemento experiencial) y práctica (elemento contextual) para encontrar la solución.

Completa el cuadro anotando los aspectos que has desarrollado, consulta la rúbrica para anotar cada una de las inteligencias según Gardner.