El cerebro es el órgano esencial para nuestro desarrollo intelectual, emocional y psicomotor. Nos permite realizar aquellas actividades que nos definen como seres humanos: leer, escribir, hablar, hacer cálculos, apreciar y componer música, aprender un sinnúmero de habilidades, así como expresar nuestras emociones.

El cerebro es quien controla la actividad, tanto del sistema nervioso como del sistema endocrino, es también quien permite que la mente trabaje. La mente realmente no es una estructura física sino un conjunto de procesos, es un concepto abstracto que se refiere a la suma de todas nuestras funciones psicológicas: cognitivas y afectivas, tanto conscientes como no conscientes. El cerebro es la base estructural de la conducta y la conciencia, él decide lo que la mente debe ver, oír, recordar, sentir, hablar, soñar; así como pensar y tomar decisiones.

Lo que realmente nos distingue de cualquier otro animal es el tamaño, los giros y el grosor de nuestra corteza cerebral. Como producto de la evolución nuestro cerebro creció, pero como el tamaño de la cabeza es limitado, creció sobre sí mismo, creando giros (pliegues) y surcos, y sobre todo, engrosando la capa superficial, es decir la corteza cerebral, con una concentración enorme de neuronas y sinapsis, también conocida como sustancia gris, que es de este color porque incluye los somas (cuerpos celulares) de las neuronas, además se cuenta con una sustancia blanca que está formada por las fibras nerviosas o axones.

Como el cerebro es el órgano de mayor complejidad que existe en el universo, la ciencia le ha dedicado un enorme espacio para su estudio, por lo que cada vez sabemos más de su estructura y funcionamiento. El cerebro cuenta con dos hemisferios, derecho e izquierdo, los cuales están conectados y comparten información entre sí por medio del cuerpo calloso. Ambos hemisferios realizan funciones intelectuales, sensoriales y motoras: el hemisferio derecho regula el lado izquierdo del cuerpo y el hemisferio izquierdo el lado derecho del cuerpo.

Hemisferio izquierdo

• Lenguaje hablado y escrito
• Habilidades numéricas y científicas
• Pensamiento lógico y racional
• Capacidad de usar lenguaje de señas

Hemisferio derecho

• Habilidades musicales y artísticas
• Percepción de espacio y patrones
• Generación del contenido emocional del lenguaje
• Generación de imágenes mentales para comparar relaciones espaciales

Se supone que esta disposición puede servir para compensar la función de una mitad en caso del mal funcionamiento de una de ellas, igual que sucedería por el hecho de contar con dos ojos, dos pulmones y dos riñones. Sin embargo, cada mitad del cerebro se especializa en cierto tipo de funciones. Por ejemplo, el hemisferio izquierdo se concentra en controlar el lenguaje, tanto hablado como escrito, el pensamiento lógico-matemático y el pensamiento analítico. El hemisferio derecho se activa con el reconocimiento de formas y trazos, de imágenes en tercera dimensión, reconocimiento de rostros, sentido del humor y sentido del contenido emocional del lenguaje, tanto verbal como corporal. Algunos investigadores han llegado a pensar en técnicas para incrementar la eficiencia de cada uno de los hemisferios, y que los dos lleven a cabo cualquier tipo de tarea.

Las personas epilépticas a quienes se ha tenido que seccionar una parte del cerebro, cortando el cuerpo calloso, pierden la comunicación interhemisférica, por lo que presentan desorientación y confusión para el reconocimiento de estímulos. Lo que recuerda y registra un hemisferio, no lo puede reconocer el otro, es como si el sujeto fuera controlado por dos cerebros independientes.

Cuando se les separa, los hemisferios funcionan como cerebros separados cada uno con sus propias percepciones, imágenes, asociaciones, pensamientos y recuerdos.

Los hemisferios cerebrales forman el cuerpo cerebral con centros de control y de procesamiento de la información que están cubiertos por la corteza cerebral. Cada hemisferio está dividido en cuatro lóbulos, es decir ocho en total: los lóbulos frontales, ubicados a la altura de la frente, tienen que ver con el habla, los movimientos musculares y la elaboración de planes y juicios; los lóbulos parietales, ubicados atrás de los frontales, incluyen la corteza sensorial; los lóbulos occipitales, ubicados a la altura de la nuca, se relacionan con la visión; y los temporales, junto a las sienes, se relacionan con la audición y la memoria. En la parte posterior de los lóbulos frontales se localiza la corteza motora, la cual controla el movimiento corporal; al frente de los lóbulos parietales se encuentra la corteza sensorial, que registra y procesa las sensaciones del cuerpo.

El resto de la corteza está formada por áreas de asociación, involucradas en funciones de interpretación, integración y organización de la información proveniente del medio. Las áreas de asociación son la base de las funciones mentales superiores: aprendizaje, memoria, pensamiento y lenguaje. El área de Broca controla los movimientos de los músculos relacionados con el habla, y el área de Wernicke se relaciona con la comprensión del lenguaje.

La propia importancia del sistema nervioso lo hace ser sumamente delicado, tanto por la naturaleza misma del tejido que lo forma, como por las posibles consecuencias de su daño. ¿Cómo se protege el cerebro y todo el sistema nervioso de las posibles lesiones, sobre todo las causadas por traumatismos? El cerebro y la médula espinal se encuentran envueltos en su gran “estuche” óseo: el cráneo y la columna vertebral, que también cuentan con un conjunto de membranas que ayudan a protegerlos, estas membranas reciben el nombre de meninges, que actúan como unas “fundas”, adheridas tanto al hueso como al tejido nervioso. Las meninges son: la duramadre, que es la capa más externa, de naturaleza fibrosa y se encuentra adosada a los huesos y es muy gruesa, la membrana intermedia llamada aracnoides, de naturaleza cerosa y en forma de tela de araña, y por último se encuentra la piamadre, que se adhiere íntimamente al tejido nervioso del encéfalo y la médula espinal, de naturaleza glial y muy vascularizada.

Además, en el interior de las meninges circula el líquido cerebroespinal o cefalorraquídeo que protege al encéfalo y la médula espinal de sustancias tóxicas, de organismos patógenos (como bacterias y virus), así como de traumatismos, circula a lo largo de todo el SNC y contiene sustancias semejantes a los de la sangre, como son: oxígeno, glucosa y enzimas, que son utilizadas por las neuronas y células gliales para su alimentación, ayudando a mantener el equilibrio interno (homeostasis) del sistema nervioso. Cuando este líquido presenta una obstrucción en su circulación, puede causar una enfermedad llamada hidrocefalia. Cuando las meninges se inflaman estamos ante la presencia de una meningitis, la cual puede ser ocasionada por la presencia de infecciones, víricas o bacterianas; o bien, por traumatismos cráneo-encefálicos.

Para repasar la anatomía del cerebro, identifica los lóbulos cerebrales y las funciones asociadas a cada uno de ellos. Selecciona las respuestas correctas.

Identifica en el esquema las funciones de cada hemisferio, para ello arrastra la función del lado que corresponda.